Reseñas: Violencia y socialización femenina en el libro «Ojo de gato», de Margaret Atwood
Margaret Atwood, la escritora más conocida de Canadá, ha pasado por Barcelona con aspecto cansado y una novela bajo el brazo, Ojo de gato, editada en castellano por Ediciones B y en catalán por Edicions de l’Eixample. Atwood, de 51 años, lanza en este libro una mirada hacia el pasado y regresa al mundo de la infancia, mundo etiquetado a menudo como feliz, y lo hace para mostrar su cara más oscura: la de las amistades destructivas de dos niñas de nueve años.
Tras el éxito de su novela anterior -El cuento de la criada, de la que vendió más de un millón de ejemplares en EE UU-, la escritora se mantiene en lo alto con esta novela en la que mezcla ficción y autobiografía.El personaje principal de Ojo de gato, Elaine Risley, es una pintora de unos 50 años que viaja de Vancouver a Toronto para visitar una retrospectiva de su obra. La exposición da paso a una retrospectiva de la vida, a un viaje al pasado que vivió en Toronto y del que destaca su relación destructiva con otra niña, Cordelia. Dadas las coincidencias del personaje de Elaine con la escritora -que también creció en Toronto-, Atwood se ha visto obligada a advertir en una nota previa que “ésta es una obra de ficción. Aunque su forma corresponda a la de una autobiografía, no lo es”.
Ojo de gato de Margaret Atwood, es un recorrido por la cultura canadiense desde la Segunda Guerra Mundial hasta la década de los ochenta, con dos claros protagonistas: el feminismo y el arte moderno.
La novela fue publicada originalmente en 1988 y llega ahora a España con una nueva traducción, directamente del inglés, llevada a cabo por Victoria Alonso Blanco. Todo ello gracias a la editorial Salamandra, que está reeditando la obra de Atwood.
Ojo de gato es una biografía, la de Elaine, una pintora de éxito (no le gusta que la llamen artista) de la que van a hacer una retrospectiva de su obra en la ciudad donde pasó la mayor parte de su niñez: Toronto.
Está dividida en quince partes que recogen los 75 capítulos que la componen y cada una de ellas tiene dos corriente temporales diferenciadas: la del presente de la pintora, en su edad adulta, en su día a día desde que llega a Toronto para la retrospectiva, hasta que se marcha una vez finalizada su inauguración; y la de sus recuerdos, los que evocan los cambios que observa en los barrios que de niña transitaba y que le van a llevar a hacer un viaje al pasado para enfrentarse a esos recuerdos que había encerrado en lo más profundo de sus pensamientos.
Dicen que Margaret Atwood es una escritora que defiende el movimiento feminista, no puedo yo opinar sobre ello porque Ojo de gato es la primera novela de su extensa bibliografía que leo de ella. Pero lo que sí puedo afirmar es que, en esta ocasión habla de una niña que se convierte en mujer en una sociedad que ya tenía un rol especificado para ella, pero que afortunadamente tuvo un padre y una madre que supieron dejarla crecer y volar hacia lo que ella decidiera que quería hacer con su vida.
Somos testigos de muchos cambios sociales y dos guerras; de cómo la princesa Isabel de Inglaterra pasa a ser la Reina Isabel II; de cómo Canadá se siente británica y a la vez quiere dejar ya ese “hogar familiar” e independizarse; de voces que aplauden una monarquía inglesa como si fuera la suya propia y de voces que no la ven cercana; de religión, de frustraciones y, sobre todo, y lo que más me ha impactado, habla del maltrato escolar, del bullying.
Elaine tendrá que lidiar durante su infancia con unas amigas que la maltratan psicológicamente y ella, que hasta cierto punto sabe que si no lleva a casa un ojo morado difícilmente la van a creer, busca consuelo y respuestas donde puede. Acude a la religión aun creciendo en una familia atea (el padre y la madre la apoyan, nunca se lo prohíben) y encuentra paz en la figura de la Virgen María.
“Pululan por la periferia de mi vida, tentándome, mofándose, cada día más difusas, menos consistentes. Ya apenas las oigo, porque apenas las escucho”
Esta son las palabras que les dedica a esas niñas que no la trataron bien cuando empieza a coger fuerzas. Es bonito ver cómo poco a poco va tomando forma la mujer en la que al final se convierte y es triste observar desde lejos lo que le pasa y no poder ayudarla.
Ojo de gato es el viaje de Elaine por sus recuerdos y nuestro viaje por una sociedad que madura, que no retrocede, que aprende de sus errores y que, como nuestra protagonista, aprende a vivir con ellos y sigue adelante, con la frente alta y el espíritu libre para enfrentarse a todo lo que se le presente.